Les presentamos el nuevo número de la revista argentina PLOT, la cual viene con un gran e interesante contenido relacionado al número anterior, PLOT #12, cruzando temáticamente contenido editorial con distintas y recientes obras y proyectos de todo el mundo, enfocándose especialmente en la arquitectura latinoamericana.
A continuación los dejamos con el texto editorial de Florencia Rodríguez.
Esta edición está marcada casi espontáneamente por algunos temas que conversan, de manera discreta pero no pasiva, con el ensayo de Fredric Jameson que publicamos en PLOT 12.
En esa sintonía editamos ahora un bloque con una selección de obras y proyectos recientes de Stan Allen, quien mientras entrevistábamos el pasado abril, recuperaba aquella definición de Manuel de Landa sobre la superposición del estrato mineral, el biológico y el lingüístico para la conformación geológica. Allen, inmerso en un amplio tejido disciplinar/cultural y con una sólida trayectoria como educador, interpreta que justamente la geología abre el campo necesario hacia el que la arquitectura estaría evolucionando en los últimos tiempos. Precisamente por la capacidad sintetizadora de esa disciplina con todo lo que eso conceptualmente conlleva, y no simplemente abusando de ella como utilitario para la metáfora formal.
Este intelectual arquitecto, que logró condensar casi anticipadamente los cambios que nos dejó la década del 90 en aquel famoso texto titulado From object to field: field conditions in architecture and urbanism (revisitado hasta hoy), fue también uno de los primeros en trabajar en la disolución de algunos bordes entre el paisaje, el urbanismo, la arquitectura y la computación.
A esto se agregan los proyectos de la mexicana Tatiana Bilbao. Finalizando la edición descubrimos que en otra conversación publicada por la revista BOMB de Nueva York un par de meses atrás, Allen casualmente la señala como una de las prácticas que más le interesan de Latinoamérica.
Bilbao tiene una formación evidentemente mestiza de la que saca provecho. Está en consonancia con tendencias globales pero a la vez totalmente arraigada a la forma e idiosincrasia de su propio territorio. El paisaje mexicano la condiciona positivamente y el proyecto recibe abiertamente y se enriquece de esas tensiones. Las tradiciones no desaparecen sino que se transforman y la búsqueda de sombra, la materialidad evidentemente local, el vínculo entre los espacios interiores y exteriores o la vegetación típica, se cargan de connotaciones imborrables sobre su historia.
En Pergamino, provincia de Buenos Aires, seleccionamos otro ejemplo latinoamericano que se apoya en un paisaje rural típico de las afueras de esta ciudad con sutileza y calidad. El equipo de Fernando Molina y Paola Zini rescata tecnologías como el ladrillo y el vidrio, resultando en un edificio de oficinas que lleva la voz de un presente no disruptivo.
Carlos Garciavelez repasa este tipo de vínculos entre arquitectura, infraestructura, territorio, paisaje, y sociedad con motivo de una interesantísima investigación sobre varios campus universitarios latinoamericanos, de la que publicamos algunos avances.
En la sección de teoría los textos de Pablo Lorenzo-Eiroa y Lev Manovich, con la conversación entre Ciro Najle y Alexis Rochas, organizan una constelación que enuncia una distancia histórica que podría parecer pequeña en términos mensurables de temporalidad, pero que constituye transformaciones específicas del pensamiento y la disciplina consecuentes con aquella lectura crítica que Jameson proponía, pero que fueron consolidándose también por los avances tecnológicos en los procesos proyectuales.
El tiempo es poco pero el salto es grande y las posibles connotaciones contemporáneas de palabras como historia, ideología o estructura no hacen más que enfatizarlo. Esas ideas están hoy menos ligadas al progreso, la linealidad y la razón absoluta, sin duda.
En las próximas ediciones de este año nuestra agenda sigue definida por el señalamiento de maneras de práctica y pensamiento que están más allá de las polarizaciones moderno/posmoderno y que son propositivas desde los diferentes compromisos que toman con el presente. Rompamos el hielo.
